Planos que escapan a la bidimensionalidad, texturas hápticas y visuales, colores que expresan y provocan son los elementos formales que ofrecen una primera aproximación a la obra artística de Carlos Marini. Pero hay más que la pura forma, es el poder evocativo y expresivo el que dispara múltiples contenidos en cada uno de sus trabajos incitando a las preguntas, a dudar, a sospechar merced al poético hermetismo sólo roto por los títulos.
De formación académica en pintura y escultura en los años ’70, supo luego romper esos cánones con su maestro Jorge Rivara en el taller Río de la Plata hasta encontrar su propio lenguaje estético. Será en 1985 el inicio de sus exposiciones individuales y pocos años después expone en Bruselas, Aalst, Amberes, en la Universidad de Louvain-la-Neuve, Los Ángeles y Nueva York ofreciendo su talento plástico y expresivo.
Racional y emocional, un binomio constante en su extensa y versátil producción artística. Una selección de sus obras puede visitarse en el Club Sueco desde el 29 de marzo hasta el 7 de mayo.